La agresividad, como la violencia, son inherentes al ser humano, que además es el único animal capaz de pensarla, analizarla y emplearla conscientemente para la consecución de sus fines. Se sufre en todos los ámbitos de la sociedad, y la escuela no es ajena, ya que forma parte de esta sociedad violenta que acoge a jóvenes que se han educado y han aprendido más en la calle de lo que puedan aprender en el centro escolar.
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